domingo, 3 de diciembre de 2023

Nota Número 3 | El amor platónico.


La idea moderna de amor platónico refiere a una idealización romántica del objeto amado sin esperar poseerlo por considerarlo demasiado perfecto conformándose con la contemplacion. 

En la antigua Grecia, sin embargo, el amor platónico tenia más que ver con la apreciación de la belleza del cuerpo y del alma, pero también no solo con la mera contemplación sino con una participación activa para el desarrollo de los potenciales de virtud y belleza del ser amado. Muchas veces sucedía entre los discípulos y sus mentores quienes mantenían una relación tan cercana, estrecha y de mutuo enriquecimiento, pero que no necesariamente derivaba en una consumación fisica ( aunque algunas veces si).


Yo era amigo de su hermano mayor Manu, hace un tiempo dejamos de vernos con Manu, por mudanza, por distancia y esas cosas, no que nos hayamos enojado. Manu venía de una familia numerosa seis hermanos cinco varones y una hermana. 

El más chico de todos es Julian, Juli fue mi gran  amor platónico.

Lo veía siempre, a veces más que al hermano amigo mio, lo encontraba en el colectivo cuando volvía de trabajar y el venia del colegio. O en el barrio, haciendo las compras o vagueando con el  skateboard.

La primer vez que le preste atención a Juli fue en una fiesta familiar, recuerdo cada detalle.Yo estaba haciendo unas fotos y me acerque a la mesa principal, y ahí estaba Juli, tenía trece años le faltaban tres semanas para los catorce, después de la foto mientras todos se acomodaban de nuevo yo me acerque a él y le toque el pelo, lo despeine le revolvi el pelo como se le hace a los chicos muchas veces, él se rió y me hizo el gesto como que iba a hacerme lo mismo,  nos  conocíamos, siempre nos veíamos.  Como niño Juli  había estado siempre entre los amigos de los hermanos  apareciendo y despareciendo. Solo que en ese momento lo vi distinto, lo ví con otros ojos. Esa noche de una vez y para siempre su presencia tomó toda la dimensión y la forma que aún le guardo.

Veía en Juli una belleza inquietante. Me encantaba, y era un encanto  totalmente platónico, nunca me atrevi a decirle lo que me pasaba pero buscaba los momentos para estar con él, hablar, reírnos, sacarle fotos con el skate, verlo crecer.


Un día cuando bajamos del colectivo le pregunté qué había estado escuchando (tenía los auriculares colgados en el cuello) en lugar de contestarme Juli se paró adelante mío me puso los auriculares en mis oídos y los sostuvo con las manos sobre mis mejillas y vi sus ojos, Juli me miraba de frente, casi estaba más alto que yo,  justo ahí me di cuenta que lo amaba.  Esos dos momentos el del pelo y el de los auriculares son dos instantes que guardo en mi memoria para llevármelos más aya del tiempo.

 Si a él le pasó algo con migo tampoco dijo nada, pero sospecho que hay una forma sub-liminal de comunicación que no pasa por las palabras, y hay una forma de amor que no pasa por la consumación y por el cumplimiento de los parámetros del amor convencional.

Juli se fue a los diez y ocho años, apenas terminó el colegio, se que hubo algún enojo familiar. Para mí también fue un tiempo difícil la enfermedad y la muerte de mi mamá, el cambio de casa, no estuve con él. 

 Una vez hable con Manu y le dije la verdad ( si es que se puede hablar de verdad y de amor en la misma frase)

-¿Sabes como lo quería a tu hermano -le dije- como me gustaba estar con él con cualquier excusa? ¿Sabes que estaba totalmente enamorado de él aunque yo tenía novia por ese tiempo? 

-Te lo hubieras cogido -me contestó- si le gusta.

Hoy Juli y yo estamos  a un millón de años luz de distancia. Lo que confirma que a esta puta vida somos arrojados sin dirección, sin rumbo y sin sentido, Martín Heidegguer dice que somos "eyectados" y entonces  vamos, vamos, vamos de un punto A (que no existe), a un punto B, que tampoco existe y esa trayectoria es la vida, "pasamos" como un cometa; a veces tenemos la dicha fugáz de rozar apenas otra vida, algunas veces, solo  unas pocas. Ese momento efímero que se nos escurre entre los dedos, hace la diferencia y justifica todo lo demás.

Como un cometa pasamos, pero sentimos el roce y uno se queda así mirando para atrás como dos niñitos que han estado jugando y de golpe sus mamás los llaman y se los llevan para las casas, tironeándolos de las manos.