En el solsticio de invierno en nuestro caso acá en el sur el 21 de Junio horas más horas menos se da la noche más larga del año.
Imagino el asombro de nuestros ancestros los primeros hombres que habitaron la tierra ante estos rudimentos de la naturaleza. Es la puerta de entrada al invierno, por una letra no más la palabra no es igual a infierno.
Porque aquella noche más larga del año habrá sido una amenaza de muerte y terror para los primitivos, hombres mujeres y niños que se alimentaban como podían de la caza y la recolección de frutas, mal abrigados, con refugios y fuegos precarios.
La oscuridad que se extendía cada día un poco más y el frío eran una amenaza mortal sin duda.
El infierno los acechaba, perdón quise decir el invierno.
Hoy que las sociedades se complejizaron todo lo imaginable y la técnica humana logro algunos avances en el dominio de la naturaleza hasta casi destruirla por completo, las cosas no son muy distintas para millones de hombres mujeres y niños en este mundo desigual e injusto. Mientras unos pocos acumularon más de la mitad de la riqueza que género la devastación del planeta, millones están echados a su suerte, arrojados ala naturaleza del invierno y la larga noche que acecha, mal alimentados, mal abrigados, sin viviendas dignas en un mundo donde todo lo demás tiene dueño y ni siquiera se puede subsistir de la caza o de la recolección de frutos, tenemos que ver morir a nuestros hermanos y hasta ser enemigos unos de otros, peleando por las migajas que nos tiran los dueños del sistema.
Y nos quieren hacer creer que este es un orden divino, que no se puede cambiar nada, el capitalismo que tiene doscientos años nos ofrece solamente hambre y muerte después de cinco mil años de civilización. Esto es el infierno.
Es la noche eterna, la oscuridad nos ganó.
