En 1993 el fotógrafo sudafricano Kevin Carter tomo esta foto
en Sudan que atravesaba una de las tantas hambrunas que siguen acosando a África.
La foto fue publicada por un diario de Nueva York (N.Y.Times), fue premiada y consiguió
que muchos le prestemos atención aunque sea momentáneamente esta realidad atroz.
Pero no paso de eso,
una mirada un momento, un gesto de compasión, levantar los hombros y seguir
adelante.
Eso fue justamente lo
que le criticaron ferozmente al fotógrafo, tomar la foto y seguir su camino sin
intervenir, ajeno a si el buitre se picoteaba o no al niño.
Un año mas tarde Kevin Carter se suicido.
El niño se llamaba Kong, no fue comido por el buitre, murió
antes de cumplir los catorce años por una infección.
Mucho me temo que la mirada que tenemos de estos hechos es
la mirada del miedo, o del morbo. Eso No cambia nada.
La hambruna no es una catástrofe de la naturaleza. Es el
producto de la ambición de unos pocos.
Una interpretación dice que el niño representa la pobreza,
el buitre el capitalismo y el fotógrafo que saca la foto y se va representa la
sociedad indiferente que mira y dice para sus adentros: “suerte que no me toca
a mi, o nosotros no estamos tan mal después de todo.”
Pero el buitre no tiene maldad, el come lo que necesita,
come de lo muerto. El no acapara ni provoca la muerte de otros.
En fin Kong el niño esta muerto, Kevin el fotógrafo esta
muerto. El capitalismo vive, gobierna y goza de buena salud (por ahora). Nada
dice esta foto de la reina de Holanda que hizo su fortuna desangrando a África
con la esclavitud. Ni de la familia real Británica, ni de los banqueros
Rothschild, ni de Rockefeller, ni de Monsanto y sus plantitas esteriles…
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