Mi mama nos leia en su cama a mi hermana y a mi este libro cuando a nuestro papa le tocaba trabajar de noche. Cuentos de la selva de Horacio Quiroga.
Las imagenes de esos cuentos dejaron huellas para siempre en mi mente infantil, tendria cuatro o cinco años y Patri un año menos. Desde entonces para mi la busqueda de la libertad esta emparentada cercanamente con la aventura, con el riesgo, con la muerte en ultima instancia, pero ¿De que sirve la vida si no se puede cambiar nada?. Esa libertad se conquista, porque no nos es dada como casi todo en este mundo, hay que tomarla por asalto, atravezando selvas y mares llenos de peligros, y tempestades que amenazan con undirnos en el fondo del oceano, hasta que de golpe caemos , asi literalmente, es una caida ya en el limite de nuestras fuerzas fisicas y espirituales si se quiere, somos arrojados con los restos del naufragio a una playa paradisiaca con arboles rebozantes de frutas tropicales del tamaño de pelotas de futbol deliciosas todas ellas, un Eden sin supermercados, ni relojes, con rios de aguas cristalinas con cascadas donde nativas sin corpiño que enjuagan aplicadamente sus cabelleras rizadas, un paraiso donde por fin podremos olvidar de una vez y para siempre las deudas, el trabajo que odiamos, la vida entera que desperdiciamos tratando de aprender como llegar a fin de mes, y la esperanza devaluada de una jubilacion a patadas en el culo como dice Cortazar.
Un paraiso sin mas detalles, donde convivir en paz con todos los animalitos y donde monos mayordomo nos sirvan el desayuno en la cama.
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