Dicho así podría parecer exagerado, pero como cualquier rama del capitalismo globalizado, el turismo aporta al cambio definitivo y para peor de cada lugar del planeta que explota.
En esta apacible playa italiana, familias de pescadores y pequeños agricultores han vivido según sus ritmos y tradiciones por cientos de años.
Eso ya no va más. El capitalismo con la industria del turismo ya los alcanzo con su largo brazo y sus afiladas garras. Pronto donde había casas habrá hoteles de cinco estrellas, donde había barcas de pesca habrá lujosas playas con servicio a la reposera, yates y motos de agua, donde había sencillos pescadores habrá empleados precarizados disfrazados según los usos y costumbres de la cadena hotelera.
No quedará nada de lo que hubo, solo un producto repetido para los aburridos huéspedes que puedan pagar el servicio.
Lo mismo pasa en todas partes.
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