miércoles, 18 de septiembre de 2013

Sin esperanza ni consuelo.


Hace unos días fue el cumpleaños de Eduardo Galeano, y muchos amigos pusieron en facebook frases y fotos suyas a modo de homenaje. Me gusta mucho leer a Galeano, me gusta sobre todo que al final del camino de desolación en que transcurre nuestra historia y que tan bien describe, siempre encuentra por donde dejar colarse una pequeñita esperanza. La esperanza en lo humano. Una resolución un tanto ingenua para los más cínicos. La ingenuidad cercana al heroísmo como la de los músicos del Titanic, tocando a toda orquesta mientras hacían agua.
“Los famas son buenos y las esperanzas bobas”  dice Cortazar en Historias de Cronopios y de Famas, y yo siempre me pregunte si es totalmente metafórico. Porque a decir verdad ¿Hay algo mas bobo que la esperanza?
Yo ya no creo en esa mágica reunión de la humanidad con el todo, ni siquiera en la revolución, ni que lleguemos a darnos un orden más justo.
Veo al ser humano moderno no muy lejos del ganado. Y creo que se cumplieron sobradamente las profecías anticipadas por la literatura fantástica de todos los tiempos, desde la Biblia, hasta Orwell . No esta por venir. Ya esta acá.
No se trata de robots corriendo con látigos a los seres humanos que trabajan para ellos.
Es más sutil, el hombre de hoy corre solito y más o menos contento hacia su destino ( ¿Predestinado? ). Las maquinas todo lo gobiernan, todo lo digieren y a la vez son el objeto  de deseo mas poderoso para el pobre hombre. Objetos inertes gobiernan intelectual y emocionalmente a lo vivo.
Pobre, pobre hombre (y mujer) de hoy. Pobres. Condenados a repetirse hasta el hartazgo. Día tras día de repeticiones cada vez más automáticas. Condenado a desperdiciar la única oportunidad de vivirse.
Prisioneros de un sistema que lo abarca todo y cierra por todos sus lados, menos uno. “Esclavos de necesidades que ellos mismos se inventan” -dice Dostoievsky.
Nos ha ganado. El sistema capitalista no tiene rivales. Marx creía que del capitalismo y sus vicios iba a surgir la clase proletaria que se impondría para terminarlo. No sucedió. Factores tanto humanos como técnicos a mi forma de ver lo impiden. El egoísmo, la ambición, la avaricia, el odio,  como aspectos sicológicos del hombre que condicionan sus actividades sociales, y por otro lado la cada vez mayor tecnologizacion y eficiencia de las maquinarias que permitieron desplazar al proletariado del papel principal que tenia en la primer revolución industrial. Cuando a mediados del siglo XX todavía esa tecnologizacion no se había alcanzado pero el capitalismo necesitaba bajar costos de la mano de obra saco al ruedo a la mujer para competir por el mercado laboral.  Y esto se vivió como un logro de los tiempos modernos,  resultado de lo cual cincuenta o sesenta años después no alcanzan los ingresos generados por hombre y mujer de la casa, para mantener el hogar cosa que antes hacia el hombre con su trabajo.
Pobre pobre. Su destino escrito y sellado no esta muy lejos del destino del ganado de consumo. Y cada uno se cree libre y soberano y que elije algo.
El capitalismo es como una víbora gigante que se esta devorando su propia cola, es autodestructivo en la medida que crea individuos enajenados e infelices, adictos a cualquier atracción que les haga olvidar su vacío. Los mas pobres del planeta todavía creemos que cuando lleguemos a tenerlo todo, entonces si seremos felices y podremos empezar a vivir, los otros (los de los países ricos) que ya se dieron las panzadas de consumismo, ya saben que siguen igual de vacíos y sinsentido.
Todos tienen que participar, muchos tienen que perder, para que haya unos pocos que se llamen ganadores. Hasta los excluidos son parte del balance del sistema, a no creer que no. Eso es el capitalismo.
Pero no solo de lastima por el pobre hombre al que le toca sobrellevarse en esta época tan insana, esta hecha mi falta de esperanza. También de enojo. Con el mismo sujeto histórico que ha decidido quedarse para siempre en la infancia, en la irresponsabilidad, en la tilingueria del asombro por cada juguete que no le resuelve nada, sino que viene a apoderarse de su tiempo, del poco tiempo libre que le deja la carrera enloquecida para hacerse de los recursos que le permitan comprar mas juguetes. Lo inerte dictando el ritmo a lo vivo, esa es la conclusión.
“No te regalan un reloj, tu eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj” –dice Cortazar.
Maravilloso. 
La palabra “ofrecen” le da la dimensión al texto. 
Se ofrecen los sacrificios.
 No esta muy lejos del destino del ganado, el destino de esta pobre humanidad.

 alejandro ovejero - Septiembre 2013 

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