lunes, 23 de mayo de 2016

De falsos sinceramientos y mentiras de verdad.

Mi abuela decía que las mentiras tienen las patas cortas.  Perón supo decir que se puede contar una
mentira, pero que no se puede “hacer” una mentira.
El reloj marca las horas que pasan, el tiempo es el verdugo para esta mentira llamada Macri. Cada día que pasa esta un día más cerca de su caída.
El asunto realmente importante es lo que vamos a hacer nosotros. Lamentablemente la caída de la derecha, no nos va a ser gratuita, ellos han ocupado el estado para hacer sus negocios y cuando abandonen van a dejar tierra arrasada, ya lo hemos visto en los noventa, en el desenlace de 2001. No hace falta haber hecho posgrados en economía para saberlo, lo sabemos por experiencia, ya lo vimos una y otra vez, esta no va a ser muy distinta. Digo que han actuado como una fuerza de ocupación porque este no es un proyecto político, por más que hayan llegado legítimamente, votados por cierto número suficiente de ciudadanos, con las motivaciones e influencias más o menos cuestionables -no importa- pero no es un proyecto, es un grupo, un conjunto de técnicos, de gerentes, de empresarios y amigotes juntados por la afinidad de intereses que han conformado esta asociación temporaria para ocupar el poder. Y como no tienen proyecto ni ideología ni nada que puedan mostrar a la sociedad, toda su gestión se presenta sobre una sola pata, que es la lucha contra la corrupción, Lázaro Báez, meter presa a Cristina en fin  el circo mediático-judicial para la tribuna. Como los romanos pan y circo solo que sin el pan.
¿Cuanto tiempo se puede sostener una administración nacional con nada más que eso? Con los gerentes aportados por las corporaciones, los cargos aportados por el radicalismo que nunca ha podido gobernar ni una sociedad de fomento. ¿Cuanto tiempo?  
Muchos ya estan abandonando el barco, los confundidos, los que lo votaron por odio o resentimiento con el gobierno anterior o por ignorancia, los que anuncian que no lo votaron como carta de presentacion, los que dicen que lo votaron pero no apoyan su gestion.   
Los que quieran seguir paveando son libres de hacerlo ya viene el show del baile por las noches,o pueden seguir la novela de esta cruzada de Macri contra la corrupción buscando las cuevas del tesoro, buscando ver a  C.F.K. presa, no porque haya cometido algún delito, sino porque le tienen miedo, terrible miedo, y más aun después que se presento a los tribunales en Abril, acompañada, por trescientos mil, doscientos mil o cuantos quieran decir que fueron. Se presento Cristina y empezó a poner en orden el tablero, puso los alfiles del poder judicial detrás de los escritorios a abrochar papeles, porque todos somos iguales ante dios y ante la ley (SIC) pero en política los cuatro de copas son cuatro de copas, y Cristina para sorpresa de muchos (no de quien escribe) sigue siendo un As de espada. La única que llegado el momento va a poder sacar las papas del fuego.

Como dice Sartre lo importante no es lo que nos han hecho sino lo que nosotros vamos a hacer con lo que hicieron de nosotros. Ahí creo que está la clave del tiempo que viene acercándose.

A ver si nos entendemos. Yo no quiero que a Mauricio Macri le vaya bien. Yo quiero que Macri no pueda aplicar ni la mitad de las políticas neoliberales que tienen en agenda, que se lo impidamos una por una. Quiero que se vuelva a su casa frustrado por no poder imponerse a un pueblo que se resiste. Y después que dedique su vejez a ir a un sicólogo, si quiere no me importa.
Yo no quiero que a Macri le vaya bien porque eso significaria que a nosotros, al noventa por ciento de los argentinos nos tiene que ir muy mal.
Acá el odio a los K, como el odio a Perón y a Evita, no se trato nunca de que Cristina habla mucho o levanta el dedo índice cuando habla,  o si Máximo no trabaja, nunca se trato de eso, acá se trata del reparto de la riqueza, un tema universal de todos los tiempos. Y este gobierno ha venido a revertir el reparto de la riqueza.
Han venido con sus “buenos modales” de universitarios a pervertir el lenguaje, lo que antes ellos mismos llamaban despectivamente el relato. Nos vinieron a relatar que necesitamos urgentemente un “sinceramiento” de la economía, como si fuese un hecho de la naturaleza. Lo mismo que hizo el neoliberalismo en el mundo en los últimos cincuenta años, antes existía el concepto de injusticia ante la pobreza y el hambre en el mundo, ellos lograron que ahora esos males se vean como algo natural, como si fuese la voluntad divina o la naturaleza poco laboriosa de los pueblos de África o de América Latina la causa de que estén sumergidos en la miseria. Nada tendria que ver según este enfoque la explotación de cientos de años que permitió la acumulación original del capital en los países del norte.
Eso es un relato.
Sinceramiento las pelotas. Son políticas. Y ahí está la diferencia que separa a este gobierno del anterior y es una diferencia fundamental, de fundamento, desde abajo, desde la raíz, pensamos distinto desde los cimientos, a partir de ahí no podemos ponernos de acuerdo en nada.  Lo mismo le paso a Perón, por eso le bombardearon la plaza de Mayo, lo sacaron, lo prohibieron por diez y ocho años, te llevaban preso por decir “viva perón”,  de esa diferencia viene el odio que explica todo. Sinceramiento no, Mentiras.
Vienen a reducir salarios y a disciplinar a los trabajadores, con el cuento viejo de la competitividad. Más mentiras. La industria argentina no puede competir con nadie hay que decirlo y ellos lo saben, la industria nacional es ochenta por ciento mercado interno, entonces cuidar el mercado interno seria sicerarse. ¿Con quien quieren hacernos competitivos, con China, con el sudeste asiático, con quien? Mentira de las mentiras.
Otra mentira es la teoría del derrame, que van a llegar  las inversiones, que a los agroexportadores les eliminaron impuestos y ahora les sobra plata que van a reinvertir en el país y de arriba hacia abajo va a derramar, nos van a llover dólares. Mentira. Nunca sucedió ni va a pasar jamás. Ya lo explicamos hace un tiempo con un ejemplo simple, si le damos mil pesos extra a un trabajador a un jubilado o un desocupado, este va inmediatamente y los vuelca al consumo de necesidades postergadas, se compra un par de zapatos, comida, lo que sea. Si esos mil se los dan a un rico sin necesidades postergadas los cambia por dólares y se los lleva a Uruguay. Ya sé que es un ejemplo simple, la realidad es más sofisticada son  cientos de millones de dólares, inventan empresas fantasma, sociedades “off shore” y se llevan la plata a dormir en paraísos fiscales como bien sabe Macri, Panamá, Bahamas o Las Vegas. Da igual.
Nunca se trato entonces de el demonio K, se trata de la manta de la economía -que no es corta- pero supongamos que es corta, y si nos tapamos el cuello nos destapamos los pies. Eso es la lucha de clases. La economía no es una ciencia natural, son hechos de los hombres y mujeres que toman decisiones en función de intereses. Son políticas, es una decisión política quitarle a los más pobres para darle más a los más ricos, con la quita de impuestos a las exportaciones, la quita de impuestos a importar autos de alta gama o consumos suntuarios, que benefician al diez por ciento de la población y por otro lado aumentar las tarifas de servicios públicos y transportes, combustibles, devaluar la moneda con ajuste cambiario y con inflación es transferir la riqueza de abajo hacia arriba atravesando a toda la sociedad para beneficiar de nuevo al diez por ciento de la población. Y después nos dicen que hay que festejar como un logro nacional la reacción favorable de los mercados ante la emisión de deuda Argentina, y claro si los mercados son ellos, los mercados son los bancos Citigroup, Goldman Sachs, JP Morgan, Chase Manhattan, Deutsche Bank, Santander, hasta el Grupo Interalfa, ellos y sus empleados, ex empleados y /o futuros empleados como Alfonso Prat Gay, o Federico Sturzenegger.
La manta no es corta, alcanza para todos, lo que pasa es que no da para la avaricia, el avaro quiere cada vez más, no suelta, retiene, acumula más de lo que necesita. Y hay que aplicar políticas fiscales coercitivas para obligarlos a contribuir con la sociedad, por el uno por ciento más o el diez por ciento más que se les obligue a pagar de impuestos no van a dejar de darle de comer a sus familias. 
Diagnostico sencillo el poder económico mundial (los bancos)  se han quedado con más de la mitad de la riqueza del mundo, de la riqueza real, no de burbujas financieras ni derivados, creando crisis se quedaron con las casas, con las tierras, con las fabricas, con casi todo.
Dadas estas circunstancias ya sé que la democracia es una farsa, el poder económico es permanente y todo lo demás va y viene. Nos permiten elegir entre Coca Cola y Pepsi y por eso creemos ser libres y vivir en democracia. El poder económico pone los candidatos, los construye o los destruye desde los medios de comunicación que son de ellos, el poder crea las crisis económicas y después nos propone  a sus técnicos especializados para “solucionarlas”, el poder en las sombras no se cuestiona, ni tiene rival porque para algo está en las sombras.
Una farsa es una puesta en escena donde todos quedamos de acuerdo en representar un papel, un rol, seguimos un libreto y hacemos como que es de verdad. Pero todos sabemos que no es verdad.  
Ahora la farsa empieza a no gustarme cuando los sopapos y los tortazos me los dan  siempre a mí,  y cuando ya duelen en serio y nos dejan las orejas calientes, cuando las patadas en el culo las reciben siempre los mismos,  ya no me gusta tanto la obra. Es hora de decir paren un poco, que se está notando mucho.
La sociedad está organizada en forma piramidal y acá abajo estamos nosotros, todos nosotros “el pueblo” si se quiere, un escalón mas arriba están los políticos esos a los que nosotros les damos el poder. Apenas un escalón mas arriba están. Y arriba de ellos hay varios escalones mas donde el poder y la riqueza se van concentrando cada vez mas hasta llegar a los que manejan los hilos. ¿Alguien cree que esos tipos van a dejar algo librado al azar, que nos van a dejar elegir en serio, que nos van a dejar ser libres, alguien cree que van a dejarnos cambiar algo?
Pero otra cosa es que nosotros nos entreguemos solitos. Un pueblo en definitiva puede  ser tan ignorante y bruto como quiera, pueden votar como les dé la gana y creer que están en el mejor de los mundos porque pueden comprarse un I Phone o el Galaxy veinte o la Mitsubishi último modelo, o la Play cuatro en cuotas con la tarjeta, y quedarse muy tranquilos en su zona de confort permitida por ahora. O puede informarse, instruirse, plantarse y resistir  a los atropellos y los abusos, retomar el poder que ha cedido durante años dejando hacer.
Esto ultimo cuesta trabajo y esfuerzo.
Pero vale la pena.

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