viernes, 28 de enero de 2022


 En la posmodernidad todo el tiempo te dicen que tenés que hacer lo que sientas.

Que tus sentimientos no se van a equivocar. 

Mentira, te dicen eso porque  los sentimientos venden. Se puede vender cualquier cosa sentimentalmente o emocionalmente (o sea lo opuesto a racionalmente) te venden un vestido o un viaje que no necesitas y que quizá no puedas pagar pero también te venden un gobierno o una guerra o una pandemia.  Nada es más fácil de influenciar que los sentimientos. Es evidente como se manipulan las emociones desde los medios de comunicacion, la publicidad y los ídolos seudo-culturales. Esas emociones son la base de los futuros  sentimientos que supuestamente tendrian que guiarte en la vida.

Martin Heidegguer describe este fenómeno como "existencia inautentica",  las personas dicen lo que "se" dice, hacen lo que "se" hace, piensan lo que "se" piensa. Entonces, no piensan más bien son pensados.

 La posmodernidad es así, quiere recetas simples,  soluciones fáciles y  en serie, una pastillita que se toma y ya está, que no tenga que esforzarme mucho. El sentimiento es ideal para esto.

Se puede sentir algo hoy  y mañana algo distinto; incluso al mismo tiempo podemos tener sentimientos contradictorios uno con otro sobre un mismo asunto. Los sentimientos no son para nada fiables, construir sobre sentimientos es construir sobre el barro. Para muestra basta mirar a tu alrededor no hará falta ir muy lejos para encontrarte gente  muy arrepentida de haber hecho caso a  sentimientos que han tenido un momento y los traicionaron a la vuelta de la esquina.

Los sentimientos engañan, lo importante es lo que uno piensa y decide.

Aunque el mundo todo se ponga patas para arriba y yo siga siendo uno solo; Pienso y hago y eso que pienso y hago es lo que soy.

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