Desde los tiempos bíblicos, los ricos eran ricos y los pobres buenos. Recordemos el proverbio del camello y el ojo de una aguja,(Marcos 10-25) los pobres eran los humildes, la gente de amplias familias y vinçulos solidarios.
Todo eso ha caído en desgracia.
Hoy los ricos son más ricos que nunca en la historia; y los pobres somos los malos, feos y sucios, culpables de todos los males. Los pobres tienen demasiados hijos, los pobres se enferman y colapsan la salud pública, los pobres piden planes sociales, los pobres se quieren jubilar después de ser explotados toda una vida, los pobres del mundo invaden las metrópolis de los países ricos.
Eso se llama batalla cultural, parecería estar terminada y no ganamos nosotros.
No solo se trata de ser leales para ser buena gente, también hay que saber a quien y a qué cosas ser leal en la vida.
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